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Si buscas en Internet una receta de jabón de sosa, encontrarás grandes diferencias en cuanto a medidas para poder hacer este jabón natural. El motivo es porque la sosa, al batirse con el aceite, saponifica pero, en función de la densidad del aceite, saponifica con una cantidad exacta de agua y de aceite. De lo contrario, el jabón puede no llegar a cuajar y por eso, en las redes, es fácil encontrar una tabla de equivalencias en función de los tipos de aceite y la proporción de sosa, agua y aceite que deben llevar para que cuaje.
¿Esto hace imposible hacer jabón casero a ojo de buen cubero?
Me ha salido un pareado sin haberlo preparado… je je je. (lo digo por lo de casero-cubero).
Personalmente considero que cuando elaboramos remedios naturales, no es posible descubrir cosas sin romper las normas. Es el trabajo del alquimista, un trabajo de conocimiento vivo, de experimentación y vivencia y de hecho, no se es alquimista si el ejercicio de la alquimia no va acompañado de un proceso interior, de una evolución y por tanto hay una relación íntima entre la evolución personal y la experimentación. Por eso opino que uno debe ver los procesos alquímicos (y la elaboración del jabón lo es, sin duda) como la consecuencia de lo que uno es.
Ocurre con el jabón lo mismo que ocurre con las recetas de cocina y es que le das la misma receta a dos personas y el resultado es completamente diferente incluso siguiendo estrictamente la receta. Hay algo del que elabora que se transfiere en lo elaborado y por eso la homogeinización de los productos alquímicos, o de las elaboraciones herbales es casi imposible. Ni siquiera los laboratorios pueden asegurar que los extractos tengan el mismo aspecto porque la recolección de plantas, el momento de la estación, la hora incluso… todo influye en la elaboración del producto. Por eso la espagiria contempla la influencia planetaria y otras influencias en los resultados fitoterapéuticos.
Pero hablábamos de jabón y tratábamos de responder una pregunta. ¿Puede hacerse un jabón a ojo? Inevitablemente, la respuesta es que sí y eso es lo que quiero compartir contigo, mis receta «a ojo» del jabón casero con plantas. Pero antes quiero hablarte de una diferencia, la que hay entre el jabón casero y el jabón cosmético.
Jabón casero y jabón cosmético
La diferencia entre estos dos conceptos no está en los ingredientes. En ambos se usa agua, aceite y sosa. La diferencia está en qué tipo de agua, qué tipo de aceite e incluso qué tipo de sosa. El jabón casero se hace con aceite reciclado, agua del grifo y sosa cáustica cualquiera. El jabón cosmético se hace con aceites crudos, agua destilada (o hidrolatos) y sosa cáustica específica para jabón. El primero permite la improvisación y el cálculo a ojo y el segundo no porque el segundo aporta un extra cosmético y además buscamos un tipo de fórmula sobregrasa que mejora la hidratación de la piel. Sin embargo, ambos son siempre mejor elección que los jabones con tensoactivos que, por lo general resecan demasiado la piel.
No obstante, aunque el jabón sea casero, siempre podemos elegir aceites crudos y agua destilada aunque no sigamos estrictamente las medidas. El resultado es un jabón casero semicosmético y, partiendo de esta idea, comparto contigo las medidas de un jabón casero con aceite de oliva:
Ingredientes:
Cinco medidas de aceite (cinco tazas de aceite o cinco vasitos de aceite, por ejemplo).
Cinco medidas de agua (el mismo recipiente que usamos para el aceite, lo usamos para el agua)
Una medida y media de sosa cáustica.
Aditivos (planta picada, planta en polvo o planta seca que se muele con la mezcla, aceites esenciales (siempre puros porque los aceites malos suelen cortar el jabón), harina de avena, arcilla verde….).
Modo de hacerlo:
Antes de hacer el jabón, he de informarte que la sosa cáustica es corrosiva y se neutraliza con vinagre. Para hacer el jabón tienes que proteger, sobre todo, los ojos con unas gafas protectoras y es conveniente usar manga larga, guantes y tener el vinagre a mano en caso de salpicadura.
Una vez que hemos tomado las medidas oportunas, empezamos a elaborar el jabón. Yo cojo una batidora de vaso y echo el aceite y los aditivos (plantas, avena, arcillas… todo menos los aceites esenciales) en la batidora y dejo que vaya batiéndose. Mientras tanto, mezclo el agua con la sosa en un vaso de cristal grande y lo muevo con una cuchara de madera. Recuerda ventilar porque en ese momento, la sosa va a emitir un gas tóxico. Mueve despacio para evitar salpicadura y asegúrate de que la sosa está completamente disuelta. La mezcla empezará a calentarse y ése es el momento de verterlo sobre el aceite. Sin parar la batidora (espero que tu batidora de vaso tenga uno de esos cubiletes que se levantan y se pueden añadir ingredientes), vamos echando poco a poco la mezcla del agua con la sosa hasta vaciar por completo el líquido sobre la batidora. Si vas a echar aceites esenciales, ahora es el momento.
Después de echar todos los ingredientes, es el momento de limpiar los utensilios, arreglar la cocina, preparar los moldes para el jabón… la batidora tiene que estar funcionando un buen rato (espero que sea buena y no se recaliente) la textura final del jabón batido tiene que ser espesa, como de una mayonesa y al principio, nada más echar el agua y los aceites esenciales, se vuelve líquida pero si eres paciente, acabará espesando.
¿Qué plantas puedo usar?
En realidad, puedes usar todas las que se te ocurran pero son buenas ideas las siguientes:
- Caléndula: es una planta que tiene grandes propiedades cicatrizantes y cosméticas.
- Cola de caballo: tiene la virtud de curar orzuelos, llagas y otras lesiones cutáneas.
- Ortiga Verde: los jabones caseros no dejan muy bien el pelo pero la ortiga verde fortalece el pelo así que puedes hacer un primer lavado con jabón de ortiga verde.
- Árnica: no esperes milagros pero ¿por qué no añadir plantas analgésicas a nuestros jabones?
- Romero: planta antiinflamatoria y mágica.
- Mentas: estas plantas son antifúngicas y quizá te ayuden con los hongos. Si añadimos aceites esenciales, mejor.
Si te gustan los remedios caseros, te dejo el enlace de un libro que recoge todos los remedios que hicimos en Tisanas de mi Abuela cuando éramos un herbolario físico y nos gustaba experimentar cositas. Hay muchas recetas de jabones pero también de velas, tinturas, extractos… e incluso aprenderás a elaborar un horno solar: