Desde el punto de vista de la magia con plantas, nada en la planta es impuro. Pero la espagiria necesita hacer una separación entre lo puro y lo impuro. Dentro de la química actual, la planta se estudia por sus principios activos, separándolos y comprendiendo cómo funcionan por separado. En espagiria, eso se llama «separar para comprender».

La separación de las sustancias químicas de una planta es útil para entender su acción individual. Sin embargo, impide comprender su comportamiento en conjunto. Muchos principios activos se potencian mutuamente, se anulan entre sí, se complementan y permiten acciones farmacéuticas sorprendentes en conjunto.

Pero nada de esto es posible ser comprendido si antes no se conoce la acción por separado. De ahí la necesidad de separar los principios activos de una planta.

Una de las separaciones más comunes dentro de la Espagiria es lo que los antiguos alquímicos llamaban «purificar» que consistía en una serie de procesos que permitían extraer la parte pura de la planta de la que se consideraba impura, la parte divina de la no-divina. El extracto, por ejemplo es un proceso de purificación, al igual que la destilación donde se separa la parte volátil de la planta de su parte sólida.

La purificación consistía en eliminar las vibraciones negativas de la planta para permitir que el amor de Dios operara en todos los planos de existencia. Es el primer paso de la energía vital de la planta y no es posible la purificación de la planta sin la purificación del alquimista. Ambos tienen que pasar por ese proceso.

Todo proceso alquímico es un proceso espiritual también ya que no se separan las sustancias si no se separan las energías. De ahí la trascendencia de Dios en todo proceso alquímico.

 

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