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El café de Eduardo

Eduardo era un hombre amable, agradable, simpático, divertido, trabajador… caía muy bien a todo el mundo y a veces le gustaba tomar café acompañado de un anís y cuando iba al bar a pedirse las dos bebidas, volcaba el licor sobre el café y siempre decía lo mismo: «Total, si se van a mezclar en…

Eduardo era un hombre amable, agradable, simpático, divertido, trabajador… caía muy bien a todo el mundo y a veces le gustaba tomar café acompañado de un anís y cuando iba al bar a pedirse las dos bebidas, volcaba el licor sobre el café y siempre decía lo mismo: «Total, si se van a mezclar en el estómago».

Su graciosa costumbre me sirvió de inspiración para hacer cómoda la ingesta de una tisana sencilla y es la de mezclarla con el café porque el café lo tomamos a diario pero añadir una infusión a la que no estamos acostumbrados… es más complicado. Sin embargo, si mezclamos el café con la planta de nuestro interés… ¡resulta perfecto! Nos garantizamos la toma diaria.

Café con ginkgo Biloba

Ahora bien, no todas las plantas pueden mezclarse con el café. Algunas de ellas tienen un sabor incompatible con la bebida negra sagrada como, por ejemplo, las plantas que son más amargas que el café como la achicoria, el ajenjo… o bien, aquellas plantas que distorsionan demasiado el sabor del café como son las mentoladas, las aromáticas como el tomillo, el romero (aunque en algunos países se toma café con laurel).

En cuanto a sabor simulado, pasan desapercibidas plantas como la cola de caballo, el ginkgo biloba, las flores de sáuco, flores de caléndula etc.

Algunas plantas, en cambio, mejoran el sabor del café como la canela.

Otras razones por las que podría no ser válida esta idea es porque sus propiedades interaccionaran, como podría ser el caso de mezclar café con raíces de valeriana… no creo que esté muy bueno ese café pero además es absurdo mezclar una planta tranquilizante con un excitante.

En cualquier caso, la idea de Eduardo es excelente y fue muy anterior al del fabricante que empezó a añadir reishi al café en polvo para facilitar su ingesta. Muchos años (de hecho, décadas) antes de que se comercializara el café con ganoderma, Eduardo ya le echaba el licor de anís al café y es que no hay nada mejor que asociar un hábito nuevo a un hábito viejo para que éste entre a formar parte de nuestra vida.

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