Introducción. Oráculos abiertos y Cerrados

Dicen de Napoleón que contaba con un oráculo tipificado de preguntas donde reposaba la decisión de muchas cosas de su ajetreada vida.  El oráculo consistía en esbozar un círculo dentro del cual dibujaba cinco hileras de rayas al azahar. Después las contaba y si eran pares dibujaba un punto y si eran impares dibujaba dos…

Dicen de Napoleón que contaba con un oráculo tipificado de preguntas donde reposaba la decisión de muchas cosas de su ajetreada vida.  El oráculo consistía en esbozar un círculo dentro del cual dibujaba cinco hileras de rayas al azahar. Después las contaba y si eran pares dibujaba un punto y si eran impares dibujaba dos puntos.  Esto se convertía en una figura de puntos que consultaba en una tabla cartesiana donde escogía la pregunta en el lado de las filas y la figura a la que se parecía su dibujo en el lado de las columnas y esto, nuevamente, le llevaba a una nueva figura, esta vez menos esquemática (un violín, una calavera, un pájaro etc.). Después consultaba el significado final y hallaba la respuesta.

Un oráculo es un sistema por el cual realizamos preguntas y con algún código que establecemos previamente, recibimos respuestas. Técnias como las del péndulo o la kinesiología son en realidad, oráculos que nos ayudan a iniciar caminos nuevos.

Los oráculos deben entenderse como guías y en ningún caso debemos obsesionarnos tanto que  dejemos en manos del oráculo todas las decisiones.  No es arte adivinatoria sino consejera aunque hace una especie de adivinación parecida a la que hacemos los seres humanos cuando extrapolamos un presente sólo que con mayor capacidad de acierto dado que cuentan con más datos que nosotros porque su realidad es más amplia.

Las plantas son grandes oráculos. Llevan más tiempo que nosotros en este mundo y se comunican con el universo más allá de lo que lo hacemos nosotros. Son capaces de enviar mensajes a lugares muy lejanos y de la misma forma traerlos hacia sí. Así que sí, es útil utilizarlas como canales de información, salvo por el hecho de que no entendemos su mensaje. Sólo hemos visto de ellas su parte útil y consumista.

Dicen en un documental llamado “La mejor dieta del mundo”, que las grandes corporaciones prefieren que sólo se siembren unas pocas especies de plantas comestibles para que éstas ganen todo el terreno labrado y así producir en masa. Esto ha tenido como consecuencia que nuestra dieta es muy pobre y que se están perdiendo especies que no encuentran su sitio para alimentarse.  Más de 36.000 especies de plantas son comestibles pero nosotros sólo conocemos una veintena como máximo.

Esta relación de mero uso que guardamos con las plantas nos impiden entender todo el potencial sutil con el que cuentan.

La mejor manera de comunicarse con ellas es mediante el tacto, tocando la planta y notando su salvia pasar por sus hojas. En ese momento empiezas a recibir mensajes que vienen del propio universo de la planta. Te dirá que una planta unos metros más allá necesita agua, un árbol te invitará a amarte para cuidarte mejor y te dirá que él sabe de eso porque ha crecido torcido, te dirán cuándo y cómo debes cortar sus hojas y para qué. Te darán consejos de labranza. Las plantas, como sabes, están fuertemente aliadas a la luna y te pueden hablar de ella. Te hablarán de los insectos que les acompañan a los que dan de comer con sus propias hojas. Te hablarán de la tierra de la que se alimentan y puedes preguntarles lo que desees de ti mismo.

Esta técnica de comunicación es sutil y sencilla y puedes practicarla en cualquier momento. Si no te es fácil recibir respuestas, en ese caso puedes utilizar la técnica que vamos a aprender hoy,  la de cómo trabajar con oráculos vegetales.

Oráculos abiertos

Los oráculos pueden ser abiertos o cerrados. De los abiertos ya conocemos  uno que es la teomancia o taseomancia, leer las hierbas del té y consiste en dejar que la planta hable mediante signos.

Un oráculo sencillo será el de tirar un puñado de semillas a un plato e interpretar sus figuras.  Cada semilla tiene un don en cuanto a sus respuestas. Aunque todas pueden darte respuestas, cada semilla es especialista en algo y verá con más claridad ese algo. Por ejemplo, las semillas de la mostaza son especialista en dar buenas noticias. Sus signos estarán enfocados en aquello que en tu vida funcionará bien, en tus empresas exitosas.  Las lentejas  y el arroz son semillas de la prosperidad. Cualquier duda puede preguntárselo a ellas.

También encontrarás respuestas abiertas en los posos de cualquier infusión, en la disposición de las hojas de otoño al caer, en los dibujos que hacen las ramificaciones del tronco de un árbol o las nervaduras de una hoja.

Un interesante oráculo vegetal es el que viene a tus manos de una forma inesperada. Por ejemplo, una flor de buganvilla que entra a tu habitación, una hoja que de repente se posa en tu hombro o delante de tus pies. Son avisos sin preguntas. Si quieres saber lo que te dicen, déjalos debajo de tu almohada y ellos te informarán de su mensaje en sueños si es que aún no has intentado el lenguaje directo mediante el tacto, la caricia o el abrazo.

Otro ejemplo de oráculo abierto es la planta que viene a tus manos de forma no solicitada. Si, por ejemplo, alguien te regala una rosa, ten por seguro que pronto vendrá en tu vida una experiencia amorosa de algún tipo, no necesariamente de pareja.

Oráculos cerrados

Después están los oráculos cerrados. Estos oráculos son  aquellos a los que le ofrecemos una pregunta cerrada cuya respuesta es sí o no.  El viejo oráculo de la margarita es un ejemplo. Sus respuestas se hacen mediante recuento de hojas, de nervaduras o de pétalos pactando previamente con la planta que los pares son sí y los impares no, o viceversa. El péndulo también es un oráculo cerrado. 

Y ya que hemos mencionado el péndulo, te indicaré que cualquier péndulo vetegal puede hacer el mismo trabajo: una semilla atada a un hilo, una flor cogida por su tallo, etc. Basta pactar con el péndulo improvisado qué va a ser «sí» y qué va a ser «no» para que te informe eficientemente.

La radiestesia realizada con elementos vegetales no deja de ser un oráculo cerrado donde lo que le preguntamos es la ubicación del agua. Tiene más fuerza preguntárselo a una rama porque los árboles saben mucho más de ubicación de agua que otros elementos. Por supuesto, la radiestesia se ha utilizado para otras cuestiones energéticas.

Seguidamente voy a darte algunas propuestas de oráculos cerrados que pueden ayudarte a comunicarte con las plantas con respecto a cualquier pregunta personal o universal que quieras plantearles. Estos oráculos se trabajan con la planta viva porque no hace falta arrancarle los pétalos a una flor para comunicarse con ella.

Si pasas bajo una planta arbustiva o un árbol, puedes preguntar lo que desees y si una de sus ramas te toca al pasar, será que sí. Cuando más azaroso sea ese toque, más posibilidades de acierto existen.

Si al cuidar tus plantas, una de ellas te regala una hoja o flor sin que tú hayas hecho nada por alcanzarlas, te está diciendo sí a tus preguntas. Es especialmente útil si, por ejemplo, necesitas un permiso de la planta para cortarle una rama, podarlo o hacer uso de la planta. Sus regalos son claros síntomas de que puedes hacerlo.

Una variación de este oráculo es intencional, pasando la mano por la planta. Si ésta te da regalos, su respuesta ante tu pregunta será sí. Cuanto más grande sea ese regalo, más importante será su sí.

Si al preguntar a un árbol, colocamos mientras formulamos la pregunta, una mano en su tronco y sobre tu mano se poca un insecto (una hormiga, un coleóptero etc.), querrá decir que el árbol se hace uno contigo y por tanto su respuesta será «sí». Debes devolverle su insecto cuando hayas terminado.

Igual ocurre si cuando caminas bajo un árbol, te encuentras a un pájaro caído. El árbol confía en ti, en tu capacidad espiritual. Conozco la historia de un hombre que encontró un pájaro bajo un ciruelo y al devolverlo al ciruelo, éste en agradecimiento, le enseñó a sanar con huesos de ciruelo.

Entiende que las plantas no pueden comunicarse con palabras. Lo hacen a través de sus hojas, de sus flores, de sus semillas… pero como el ser humano está sordo ante el lenguaje sutil que usan las plantas, transmiten sus palabras vegetales a quienes sí les entienden.

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