Principio de comunicación morfológica: comprenderás perfectamente este principio cuando te explique una vieja historia de las brujas. Cuando uno se imagina una bruja en la actualidad, se la imagina calentando un caldero en el que echa unos ingredientes muy raros: ojos de rana, pelo de ciervo, patas de araña y cosas así. En realidad, esos ingredientes no eran literales. Hacían alusión a plantas que se parecían a esos ingredientes y escribían esos nombres comparativos para que nadie supiera qué planta exacta era ya que aquellas recetas eran secretas y personales. Todavía hoy se conservan algunos de esos nombres como la cola de caballo, rabo de gato (zahareña), diente de león etc. Las plantas se parecen a sus principios mágicos. El ejemplo de la manzana que se parece al corazón o la nuez al cerebro da una pista sobre su fin mágico.