Bendecir es dotar a la planta de nuestra buena energía, bien por agradecimiento, bien por amor. Encantar es solicitar de ella un favor en el plano espiritual o mágico. Esa es básicamente la gran diferencia. Para bendecir una planta puedes hacer muchos actos beneficiosos para ella:
- Bendecirla con agua: transmites un mensaje de amor al agua y la riegas con ella.
- Bendecirla con incienso: haces lo mismo sólo que la «ahúmas» con el humo del incienso.
- Bendecirla con alimentos (abono, animales que enriquecen la tierra como una lombriz, planta picada, cáscaras de nueces o almendras…) tocando el alimento y deseándole un bien a la planta.
- Bendecirla con tus manos: una imposición de manos simple.
La bendición se hace para agradecer un acto mágico o para desearles curación a las plantas enfermas, para pedirles un poco de sus hojas para hacer algún ritual o bien simplemente por puro amor. Se le desea lo mejor y se transmite ese deseo mediante cualquiera de los medios mencionados.
El encantamiento, en cambio, se hace mejor con imposición de manos pero es muy importante tocar la planta. Puede ser planta picada o planta viva y es una petición de permiso para ese fin mágico. Se hace imaginando el acto mágico con la planta en las manos (por ejemplo, vamos a hacer un talismán del dinero con una hoja de «Amor de hombre», entonces tocamos la planta y nos imaginamos que tenemos ese talismán y que el dinero se va multiplicando continuamente sin descanso e imaginamos nuestra vida con un montón de dinero, lo que haríamos con ese dinero, en qué lo gastaríamos, etc). Es importante que el encantamiento sea positivo. Las plantas no aceptan intereses egoístas así que si vas a encantarlas para el amor o el dinero o la salud, debes imaginar una realidad en la que todos se benefician.