¿Tú creerías que yo puedo ver a toda tu familia, tanto la viva como la que se fue y hablarte de sus vidas y de sus heridas?
¿Creerías que puedo ver tus vidas pasadas?
Yo no lo creía, la verdad… hasta que un día algo se cruzó en mi camino, algo con lo que yo no contaba…. pensé que estaba perdiendo la cabeza.
Consulté con toda fuente que pudiera darme explicaciones porque creí que algo no iba bien en mí… y es que escuchaba voces al despertar.
Al principio pensé que eran cosas de mi cabeza hasta que lo confesé a una amiga y lo normalizó diciéndome que estaba hablando con alguno de mis ancestros fallecidos.
Así que resolví el asunto con la paradoja del gato de Shrödinger: ningún psiquiatra me puede garantizar que las voces son mentiras y ningún otro tipo de profesional que son verdad. Opté por considerar las dos posibilidades.
Y así conviví con esas voces ignorando que me estaban dando una información valiosísima.
Con frecuencia me despertaba con ideas nuevas para impartir cursos para mi página de plantas y también me llegaban soluciones sorprendentes para mis problemas cotidianos.
Pero existen muchos nombres cuando quieres negar una realidad: intuiciones, inspiración, casualidades…
Un día algo cambió en mi percepción de esto que me estaba pasando. No fue un «eureka». Para nada.
En realidad, un amigo me ayudó.
Me dijo: «¿y si lo que te pasa es que hablas con los guías?»
A partir de ahí comenzó toda una esta de experimentación maravillosa que me llevó a descubrir que soy capaz de ver todo eso.