La maceración es uno de los remedios fitoterapeuticos más utilizado. Es la esencia de la antigua farmacopea y no se entiende la mayoría de los remedios sin una maceración de por medio. Una infusión, de hecho, es una maceración.

Una maceración es una inmersión de la planta en un medio líquido que puede ser una base acuosa, grasa, alcohólica o glicerinada. La inmersión permite la disolución de los principios activos de la planta. El medio utilizado es importante porque cada medio disuelve unos principios activos concretos.

La maceración más conocida del romero se hace en alcohol. Para lograr un buen alcohol de romero, se toma la planta seca o húmeda (a diferencia de otras plantas el alcohol de romero permite planta seca), se echa en un tarro limpio y desinfectado y se cubre con alcohol de 96 grados. Ese tarro se mantiene durante dos semanas guardado en un sitio fresco seco y aislado de la luz y se agita de vez en cuando para facilitar la disolución. Pasadas dos semanas, el alcohol de romero ya está hecho, pero para que tenga una mayor concentración, se puede retirar el romero usado y añadir romero nuevo realizando una segunda maceración.

El poder antiinflamatorio del romero es el que permite el uso de éste para aliviar los dolores locales.

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